Hoy conocemos el caso de una mujer de 77 años, Aurora, que sufría de un fortísimo dolor de espalda que primero la incapacitó para hacer las tareas domésticas y posteriormente le impidió salir a la calle. Aurora solo iba del sofá a la cama y de la cama al sofá. Su estado anímico también se resintió y además de una tremenda apatía, dejó de relacionarse socialmente. Su marido e hijas se encargaban de hacerlo todo, incluso ducharla y vestirla.
En la Unidad del Dolor del hospital, le anunciaron que no podían ayudarla de ninguna manera, y que se preparase para acabar en una silla de ruedas. Por insistencia de sus hijas, Aurora acudió a Toma Impulso y tras un mes intenso de tratamiento y luego con visitas más espaciadas y de revisiones periódicas, Aurora experimentó una mejoría muy grande.
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