Personas que, tras haber sufrido un problema de salud, han visto alterado su desempeño ocupacional.
Esto significa que son personas que han visto reducida la capacidad para desenvolverse en su día a día, ya sea para la realización de las actividades más básicas del ser humano (vestirse, alimentarse, asearse, ducharse, usar el inodoro, deambular en el hogar) como para otras igualmente necesarias para llevar una vida autónoma e independiente (manejo del hogar, estudio, trabajo, participación social, ocio y disfrute del tiempo libre).
Damos una atención especializada ante lesiones y enfermedades relacionadas con el sistema nervioso, de forma particular a personas que han sufrido un daño cerebral adquirido por cualquiera de sus causas (ictus, trombosis, traumatismo craneoencefálico, meningitis…). En concreto, tratamos a personas que sufren todo tipo de secuelas y síntomas relacionados con:
- Dolor neuro-musculo-esquelético.
- Alteración de la movilidad y trastornos neuromusculares.
- Alteración para la comunicación, el habla y la deglución.
- Alteración de las funciones cognitivas superiores.
- Alteraciones a nivel afectivo-emocional.
También forman parte de nuestros servicios el mantenimiento y promoción de la salud, a través de la prevención de las alteraciones del desempeño ocupacional
Trabajamos para dar solución a los problemas funcionales producidos por lesiones del cerebro, médula espinal y nervios periféricos. Traducimos los signos y síntomas que caracterizan estos diagnósticos médicos en las siguientes manifestaciones funcionales:
- Limitación en el movimiento. Desde la máxima afectación: no poder realizar giros en la cama, no poder comer o ducharse sin ayuda, hasta otras aparentemente menos importantes: no usar el autobús por la dificultad para entrar y salir, dificultad para realizar grandes compras…
- Limitación en la cognición. Desde pequeños olvidos que aparentemente “son normales”, hasta la desorientación o confusión a nivel temporal, espacial y personal: tener comportamientos no adecuados a cada circunstancia, o no saber cómo reaccionar ante pequeños improvistos cotidianos.
- Alteración de la sensibilidad y de la percepción corporal. No sentir determinadas partes del cuerpo y/o mostrar hipersensibilidad en otras, pudiendo llegar a ser extrema esta situación.
- No poder quedarse solo en casa. Lo que provoca una limitación funcional en las personas del entorno cercano al paciente.
De cualquier forma, más que centrarnos en los síntomas de la lesión o enfermedad, en Toma Impulso hacemos hincapié en que la persona vea afectado lo menos posible su funcionamiento para el manejo en el día a día, esto significa, que pueda ser lo más autónoma e independiente al realizar aquellas actividades y ocupaciones que son imprescindibles para mantener un nivel de bienestar y calidad de vida óptimos.
En Toma Impulso, somos profesionales sanitarios. Conocemos los diagnósticos médicos y pretendemos disminuir y/o eliminar la sintomatología que los caracteriza.
Aparte de eso, ponemos nuestro máximo esfuerzo en lograr que las personas recuperen la capacidad para realizar cualquier actividad o tarea que se vea alterada por dicha situación, o al menos se mantenga y/o merme el avance cuando no es viable la recuperación íntegra.
Los signos y síntomas comunes ante los que nos enfrentamos, mencionados por las personas afectas, responden a estas situaciones:
- Dolor continuo o discontinuo en cualquier segmento corporal. He cambiado el orden en el que aparece éste, lo demás es lo mismo.
- Falta de fuerza para realizar tareas cotidianas: cortar con el cuchillo, abrir un bote, cerrar una olla, arreglar un enchufe, manejar objetos cotidianos.
- Pérdida de equilibrio en la bipedestación y/o la marcha, con o sin obstáculos.
- Alteraciones de la sensibilidad en diferentes zonas del cuerpo: hormigueo, zonas frías, zonas calientes, acorchamiento…
- Pérdida de habilidad para manejar pequeños o grandes objetos: cubiertos, agujas, tornillos, papel, monedas…
- Pérdida de movimiento activo en cualquier articulación del cuerpo.
Nuestra intervención comienza con la comprensión de la situación que rodea al paciente, respecto a su lesión y/o enfermedad y a las consecuencias de éstas. Y tras la práctica de un meticuloso razonamiento clínico, se planifica y se aplica un tratamiento lo más ajustado a las necesidades de cada usuario.
La intervención puede estar enfocada directamente sobre las personas, las actividades y/o los contextos y entornos en los que la persona se desenvuelve en el día a día.
A día de hoy sabemos que cumplir años no debe suponer una pérdida de salud ni de calidad de vida. El proceso de rehabilitación en la población geriátrica tiene también sus peculiaridades.
En Toma Impulso trabajamos para conseguir objetivos reales y funcionales que aumenten/ mantengan la calidad de vida de nuestros mayores.
Nuestros mayores pertenecen a un colectivo de riesgo que tiene que ver con la presencia de limitaciones que impiden el desempeño independiente de sus rutinas diarias.
- Limitaciones de movilidad: alteraciones en las articulaciones que provocan dolor al movimiento, fracturas (cadera, hombro, rodilla etc) síndromes como el parkinsonismo (efecto secundario de una medicación o enfermedad neurodegenerativa) o temblores entre otros, hacen de las rutinas diarias (vestido, ducha, caminar…) un gran reto.
- Pérdida de memoria y/o capacidades cognitivas: tanto los pequeños olvidos como las enfermedades neurodegenerativas (alzhéimer, demencias) interfieren en el día a día de la población geriátrica, dejando de realizar actividades diarias significativas, que pueden acabar con otros diagnósticos habituales en los ancianos: depresión.
- Depresión: la falta de actividades significativas, la pérdida de independencia y la necesidad de ser cuidado hace que el sistema volitivo, motivacional y todo lo relacionado con la autoeficacia se vea comprometido, además de provocar situaciones que conllevan otras complicaciones médicas (aumento de peso, disminución de la movilidad, problemas circulatorios, alteración cognitivas, etc).
La aparición de pequeños olvidos, torpeza y comienzo de uso de productos de apoyo (bastón, andador o muletas) o necesidad de más ayuda en el día a día de una persona anciana, no debe asociarse simplemente a la edad, puede ser causa de una falta de atención profesional e individualizada en la persona mayor; algo que se puede resolver realizando una evaluación analítica del desempeño ocupacional de la persona, para ofrecer el entrenamiento y apoyos necesarios para evitar la situación de dependencia.
En la clínica Toma Impulso trabajamos para maximizar las capacidades de cada niño en su domicilio, colegio y juegos con el fin de lograr el mayor grado posible de autonomía en sus ocupaciones diarias.
Desde toma impulso tratamos:
- Alteraciones del desarrollo (Síndrome de Down, discapacidad intelectual, retraso psicomotor, Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), etc).
- Problemas de motricidad.
- Problemas de aprendizaje.
- Disfunciones de la integración sensorial: dispraxia y apraxia evolutiva, inseguridad gravitacional, defensa táctil-hipersensibilidad, hiposensibilidad, alteración vestibular bilateral, alteraciones propioceptivas, alteraciones en la alimentación, etc.
- Alteraciones y/o lesiones físicas y neurológicas.
- Parálisis cerebral infantil.
- TEA.
Desde las diferentes disciplinas desde las que se aborda la rehabilitación en Toma Impulso, se usa el juego como principal herramienta de trabajo y actividad significativa para el niño. A través de él: buscan, exploran y descubren el mundo por sí mismos, potenciando las capacidades cognitivas, sociales, emocionales y lingüísticas y ayudando a favorecer su desarrollo de una forma divertida.
En Toma Impulso ofrecemos un servicio para el cuidado de la salud mental. Nuestro objetivo principal es que las personas sean capaces de reorganizar su estilo de vida y poder así vivirla y disfrutarla.
Damos cobertura a personas que ya tienen un diagnóstico de patología mental y también a aquellas que, sin tener una patología determinada, están viviendo un momento en el que detectan alguno o varios de los síntomas que mencionamos:
- Sintomatología depresiva, falta de motivación.
- Actitud vital de inactividad, sin expectativas ni metas.
- Impulsividad, falta de control de la conducta.
- Labilidad emocional y/o falta de control de las emociones.
- Estrés o ansiedad.
- Indecisión ante cualquier aspecto cotidiano, objetivado por dudas constantes que no permiten tomar decisiones, o avanzar en algo.
- Desajuste de expectativas entre lo deseado y las circunstancias de la situación personal.
- Trastornos de conducta.
- Enfermedad mental grave, en la que puede haber desestructura o desequilibrio ocupacional y desorganización.
Nuestra intervención es personalizada, realizamos un diagnóstico ocupacional para reajustar el nivel de actividad, a través de intervención comunitaria, en el hogar, entrenamiento de Actividades de Vida Diaria, inserción en la sociedad y mediación familiar.
Desde la Terapia Ocupacional y la Psicología se crea el puente entre el paciente y las actividades diarias. Impulsamos a las personas para que reorganicen su estilo de vida, ya sea ante comportamientos de inactividad como ante una hiperactividad no funcional. A través de la actividad se puede rehabilitar, se puede conseguir autonomía e inserción en la sociedad. Y por ello la utilizamos como herramienta en nuestra intervención en salud mental.
Nos adaptamos al paciente, a sus necesidades y a su entorno familiar, social y comunitario, buscando la mejor solución para cada problema.